lunes, 12 de octubre de 2009

MI CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA

Mi profesión es Ingeniero Mecánico Electricista, egresado de la UANL. Mi primer contacto con la docencia fue todavía siendo todavía alumno de dicha Facultad. Recuerdo que se acostumbraba que los alumnos dieran clase y la primera ocasión que a mí me tocó, hice el ridículo. En una clase que debió durar 40 minutos, a los 6 minutos ya no hallé que decir, me quede mudo (pánico escénico). Me quedo la espina de no haber podido sostener una exposición más de 6 minutos y desde entonces me postulé para exponer todas las clases que se presentaran, claro preparándome a conciencia para cada una. Eso me sirvió bastante porque gané mucho en experiencia, además de que me motivaron los comentarios de mis compañeros quienes me decían que explicaba mejor que los docentes titulares.
Después, en el 99 tuve la oportunidad de entrar a una Preparatoria particular desde donde un mismo compañero me recomendó en el Conalep, lugar donde hasta la fecha imparto clases.
En un principio estuve en la docencia por la comodidad del horario ya que me dejaba mucho tiempo para otras cosas, entre ellas la capacitación a empresas y siempre pensé que sería algo pasajero, sin embargo y quizás esto le haya pasado a otros, la docencia me atrapó.
Al pasar el tiempo me di cuenta que no es lo mismo trabajar con máquinas a trabajar con personas. El tener en tus manos prácticamente el futuro de tus alumnos es un factor motivante y a la vez una responsabilidad especial, sobre todo en el nivel medio superior.
Una de las grandes satisfacciones es cuando el ex alumno regresa ya convertido en supervisor y te agradece aquélla cátedra, aquel consejo e incluso muchas de las veces aquel regaño a tiempo. Insisto, eso no pasa cuando trabajas con máquinas.
Insatisfacciones…. Realmente tengo pocas, me gusta lo que hago. Quizás alguna que otra queja sobre el contexto en el que nos tocó enseñar, por ejemplo la creciente “proletarización” de nuestra labor donde constantemente tenemos que adaptarnos a los vaivenes de las políticas de educación donde paradójicamente no se nos invita a participar en su estructuración.
Esta también el cada vez más bajo nivel académico con que recibimos a los estudiantes del nivel de secundaria. Sin embargo esto último es más que nada una oportunidad para demostrar nuestra propia calidad como facilitadores, porque pienso que si los alumnos son excelentes estudiantes, el docente como tal, sale sobrando, son en los que presentan deficiencia en los que debemos enfocarnos.
Otra cosa que también me inquieta, es la apatía que se está observando en las nuevas generaciones de estudiantes, pero en fin, es con esto con los que nos tocó trabajar.
Que estén bien y espero seguir colaborando, saludos desde San Nicolás de los Garza N.L

3 comentarios:

  1. Comparto contigo muchos de tus comentarios y la situación de la juventud no solo se da en el norte del país, acá en el centro sucede algo similar pero esto nos debe de motivar para seguir adelante por medio de la actitud y la constante actualización, porque como dices nunca va a ser igual el trabajar con maquinas que con seres humanos con un gran potencial.

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  2. Hola Prof. Raúl
    En tu comentario sobre lo s saberes de mis estudiantes con partimos la misma información, por lo que respecta a mi confrontación con la docencia también me ocurrió a mi. Creo que la gran mayoría de nosotros pasamos por esas etapas.
    Fue un placer saludarte y gracias por compartir con nosotros tus experiencias.
    Atentamente
    Jesús Javier García López

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  3. Hola Raúl
    Gran certeza existe en tus palabras; desafortunadamente, las filas magisteriales están cargadas de simuladores que solo ocupan las aulas por que tienen acceso a un sueldo seguro, claro está, existen muchos docentes reales y comprometidos por los que vale la pena continuar en el esfuerzo de favorecer su actualización.
    Lauris.

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